domingo, 26 de octubre de 2014

La injusticia de no saber que eres humano

Gente trabajando horas extras en un asqueroso lugar
lejos de todo lo que puede llamarse “una vida”
deambulan por laberintos construidos con sus propios errores
no conocen de otro ruido más que el de recibir órdenes 
adoran a la suciedad y a la inmundicia en su templo de culpa.

Presentan una billetera llena de placer y muerte
asustados están de la monstruosa ciudad de finos campos grises 
tienen temor de caminar y de ser como los demás 
no conocen de sacerdotes ciegos 
ni mucho menos de las heridas que deja la batalla de la vida 

Son semillas lanzadas al azar 
puestos en esta tierra desde su nacimiento 
no tienen ningún valor alguno pero creen que son humanos
vivirán en jaulas pues nunca volarán 
y han pintado para sí mismos habitaciones de dibujos fríos 
no tengo teorías para describir lo que son 
leer sus ojos no es difícil para el verdadero enemigo 
pues mientras continúen caminando como ovejas llevadas al matadero 
una parte de ellos querrá al fin poder conocer la luz 
pero para cuando llegue ese día 
ya habrá sido demasiado tarde.  

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