Gente trabajando horas extras en
un asqueroso lugar
lejos de todo lo que puede llamarse “una vida”
deambulan
por laberintos construidos con sus propios errores
no conocen de otro ruido
más que el de recibir órdenes
adoran a la suciedad y a la inmundicia en su
templo de culpa.
Presentan una billetera llena de placer y muerte
asustados están de la monstruosa ciudad de
finos campos grises
tienen temor de caminar y de ser como los demás
no
conocen de sacerdotes ciegos
ni mucho menos de las heridas que deja la
batalla de la vida
Son semillas lanzadas al azar
puestos en esta tierra
desde su nacimiento
no tienen ningún
valor alguno pero creen que son humanos
vivirán en jaulas pues nunca
volarán
y han pintado para sí mismos habitaciones de dibujos fríos
no tengo
teorías para describir lo que son
leer sus ojos no es difícil para el
verdadero enemigo
pues mientras continúen caminando como ovejas llevadas al matadero
una parte de ellos querrá al fin poder conocer la luz
pero para cuando
llegue ese día
ya habrá sido demasiado tarde.
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