No puedo ver la sombra de tu venida
y lentamente mi destino se convierte en muerte
tengo cuidado al caminar a tu lado
y voy pisando los rayos de la luz del sol,
la muerte en la calle,
es digna de un cuadro de acuarelas oscuras
con aves de rapiña a los alrededores
¿Quién será capaz de mirar esas escenas?
Ya no tengo demonios vivos,
ni sombras en lo oculto de mi alma,
mucho menos reflejos en la oscuridad,
solo me inspira un nuevo temor a la muerte,
que antes no tenía.
Pero tu presencia está más allá de esta puerta,
más allá del profundo silencio de este problema,
más allá del orgullo de nuestras personalidades,
y aunque caminemos nuevamente por esas calles,
la pesadilla de morir siempre estará latente,
mientras suspiro tu nombre,
cierro los ojos,
solo para recordar
que en un pasado no muy lejano de estas voces
existía un "NOSOTROS".
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