Dejo atrás el sonido de las olas del mar
y me dirijo hacia el norte
con el propósito de buscar un nuevo
desenlace en mi vida,
sin embargo el frío del invierno me detiene.
Vuelvo mi
vista al océano
y veo el largo horizonte de mi destino
que sin ser glorioso
y lleno de dificultades
produce una inmensa situación de rendición.
Pero
esta agua no brilla como el cristal
apresada por lo gris de esta horrible madrugada
cuando el amanecer se acerca
la niebla nos conquista
y sigo sin
decidir si ir o no al norte.
Ninguna luz se avista en el gran mar
los
barcos se apagan por la luz que vuelve
5:47 y no encuentro ni un solo rastro
de ti.
Humo que llega frente a mis ojos
miedo que no controlan mis fuerzas
porque es lo más difícil de borrar.
Pero no exagero
la mañana invade cada vez más con su luz
y aunque comienza a quemar el sol
aún no he pensado
en regresar a casa.
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